"Mi Marcha por la Paz y la No Violencia.
Por Tony Robinson
En primer lugar, debo decir que ¡nunca planifique hacer esta Marcha!
Al final, hice más que 50 días de Marcha, he estado en 30 países diferentes en 4 diferentes continentes y al llegar en casa en Polonia habré tomado 38 vuelos, pasado alrededor de 200 horas en bus y dormido en al menos 50 camas diferentes!
¿Qué puedo decir sobre tal experiencia ahora?
Sobre todo, para mí esto ha sido la oportunidad de la vida. He experimentado lo mejor de bondad humano y he sido testigo a los resultados del peor del hombre. Me he reído mucho y a veces he sido conmovido hasta las lágrimas.
En Japón nos encontramos con Hibakusha, los sobrevivientes de la bomba. Uno de los cuales nos dijo, “¡Gracias, gracias! Esto es tan importante.” Traducía estas palabras mientras intentando no llorar debido a sentimientos de tanta empatía por el terrible sufrimiento que esta mujer ha vivido y al sentirme totalmente inmerecido de sus agradecimientos. Rafa la tomó la mano y la dirigió al micrófono donde él habló al público mientras ella sujetaba la pancarta de
En Corea, escuchábamos de las familias divididas durante más que 50 años por una asquerosa alambrada de púas que divide un pueblo con una historia que se remonta más que 5000 años. Te preguntas, “¿Como puede ser?” La gente te pide hacerse conocido la situación por todo el mundo, hacerse público y como un fuente de denuncia internacional, como era el muro de Berlín. Pero hoy tenemos muros en muchos lugares: Israel-Palestina, USA-México, Corea del Sur y del Norte, y los muros que no se ve: los controles fronterizos que aparecer inocente hasta el momento en que descubras que compartas tu nombre con alguien en un listado de criminales, o hasta que descubras que no tengas la visa requisita; y los muros de nuestros mentes, las dificultades de tratar a los demás como quieres ser tratado, la dificultad en reconocer la humanidad en personas que son tan diferentes a uno mismo, la dificultad de comunicar con personas que hablen diferentes lenguas y que tengan diferentes modos de pensar. Esta Marcha también era para derribar estos muros.
En Bosnia, escuchamos activistas que sienten que viven en una pausa entre dos guerras: la última y la próxima que está seguro por venir porque cuando se impone la paz sin ningunos pasos hacia reconciliación puedes asegurarse que la violencia física no es tan lejos.
En Serbia y Kosovo, vimos los resultados de la guerra en las ruinas de edificios y las calles destruidas de Belgrado y Prishtina y por uno solo segundo piensas que puedas imaginar el horror de vivir en un lugar en el momento en cuando se cayeran bombas, sin saber si esto va ser tus últimos segundos de vida. Claro que en realidad, no puedes imaginar tal horror, porque sea que sea lo que puedas imaginar eso es nada comparada a lo que realmente es semejante horror.
En México y Guatemala escuchamos los problemas de traficantes de personas; porque hay individuos que luchan para encontrar la manera de ganar algún dinero para apoyar sus desesperadamente pobre familiares en casa y escuchas de los mujeres que viajan solas en búsqueda de trabajo y que se consideren, entonces, ser no más que prostitutas comunes que merezcan violarse, esclavitud, prostitución forzada y aun la muerte; ¿porque quien va echar de menos una prostituta común?
En Colombia escuchamos de las guerras interminables entre las fuerzas del gobierno y los paramilitares, escuchamos de los rehenes, e hijas jóvenes preocupadísimas por sus papas. Ves un país en donde por 364 días del año el tema es la violencia y en un solo día; cuando
En Bolivia, vimos con nuestros propios ojos la asquerosa situación de la violencia económica, resultado de 500 años de explotación desnuda por un poder colonial que dejó su propio descendientes como responsables para continuar la explotación, y ves la esperanza en un nuevo gobierno, liderado por los pueblos indígenas – el gobierno de Evo Morales – que, por un proceso de construir una nueva constitución, de nacionalizar los recursos naturales del país, y retomar los terrenos de los dueños quienes no tenían ningún derecho a ellos en primer lugar, ha traído el orgullo a un pueblo que usó la herramienta de
Con esta Marcha no solamente hemos sido testigos a los horrores, también hemos visto que llevábamos las esperanzas de millones de personas y hemos aprendido lo más posible sobre el cambio social no-violento de los muchos ejemplos con quienes hemos encontrado en el camino. Como el Dr. Bernard Lafayette, compañero de Martin Luther King, nos dijo en Nueva York, “esta marcha no es para ustedes mismos, tiene que ver con sus hijos e hijas y con los niños y niñas que van a venir.”
En esta Marcha hemos reconocido la misma música de rebelión contra un sistema violento aun si lo hemos escuchado tocado con instrumentos diferentes. Hemos sentido la certeza que la música que tocamos es la música que pueda cambiar el mundo en que vivimos. Para citar Silo, estamos un arcoíris de la diversidad, ahora sabemos que la suavidad de las aguas puede romper las piedras duras. Y como David en frente del insolente Goliat, esta Marcha ha mostrado al mundo que podemos derribar las cosas que hasta ahora nos ha parecido tan solidas e impenetrables.
Muchas gracias."
